Estrategia número uno: Hacerte sentir culpable.
Una de las artimañas más general, socorrida y recurrente es la de conseguir hacerte sentir culpable de todo lo malo que les sucede a ellas. Logrado este objetivo es automático tenerte a sus pies suplicante, pidiendo disculpas y concediéndoles todos sus deseos como si fueras el mago de la lámpara.
Hacerte sentir culpable esa es la clave de su estrategia y su estrategia clave.
Lo hacen con gran habilidad. Es una especie de don que tienen todas y con el que han debido de nacer bajo el brazo. Se hacen víctimas de la incomprensión del mundo, de sus carencias, de sus penurias... y como tu eres el que está más próximo acabas: primero compadeciéndolas, segundo solidarizándote, tercero protegiéndolas, cuarto sintiendo una gran responsabilidad por no haber conseguido sacarlas de esa situación angustiosa y por último asumiendo plena culpa. A partir de ahí estas perdido.
Eres culpable de no sacarlas de compra, de no llevarlas al cine, de no salir de paseo con ellas, de no comprarlas regalos, de no llevarlas de vacaciones, de no tener un mercedes, de no ser ricos, de que les duela la cabeza, de que no se diviertan, de que se aburran, de ser feas...
Eres culpabilísimo de no haber hecho los deberes 'de tu sexo': de irte al bar, de estar demasiado en casa, de no arreglar los chismes que se averían, de no ir a echar de comer al ganado, sacar al perro...
También eres culpable de no haber hecho los deberes 'del sexo de ellas': de no guisar, de no limpiar la casa, de no haber ido a la compra, de no planchar...
Tal es la habilidad que se dan en la consecución de este objetivo que logran, no solo hacerte culpable de hechos factibles, sino también de los contrarios: Por ejemplo: Uno es culpable de venir tarde del trabajo, pero también de venir temprano. Eres culpable de ir demasiado pronto, de ir demasiado tarde y de todo lo contrario: de ser demasiado puntual. Siempre eres culpable.
A este respecto cuando te pregunte:
-Mariano ¿Cómo has dejado la puerta del baño?
Tu has de responder con otra pregunta:
-¿Cómo querías tu que la dejara? Cariño.
Pero si la pregunta es:
-¿Por que has dejado la puerta del baño abierta?
Entonces tú has de contestar:
-Para evitar que me preguntes ¿Por qué la has dejado cerrada?
Se podría suponer, razonablemente, que uno es culpable de lo que hace libremente y sin coacción. De lo que es RESPONSABLE. Pues ¡NO!. Es justo todo lo contrario; para ellas uno no es RESPONSABLE de lo que hace, uno es SIEMPRE CULPABLE de lo que hace.
Se entiende que uno es RESPONSABLE de las cosas que salen bien y es CULPABLE de lo que hace mal. Por eso uno SIEMPRE es CULPABLE, porque te hacen ver que TODAS las cosas que haces siempre las haces mal.
Moraleja: Nunca admitas que las cosas han salido mal. Si lo admites, entonces además de ser culpable eres culpable-confeso. Y en ese momento estás perdido. A partir de ese punto el dominio será completo. Estás dominado. Solo te queda rogar que la carga que te encomienden sea soportable. ¡O que rebose de una vez! ¡leche! ¡y se rompa el carro y la baraja!
Estrategia número dos: Esta no me la sé, ni me la han dado, pero pido al que la descubra que nos la comunique. A ver si de esa manera conseguimos entre todos hacer un mundo más igualitario y menos feminista y matriarcal.