jueves, mayo 24, 2007

La revolución de la web 2.0.


"¡Cuidado!, ¡IBM también se quiere sumar a la WEB 2.0!"

Esto lo he leído en “Nablazone.com

"Ahora resulta -continúa- que IBM también se va a sumar al carro de la web 2.0. Con dos años de retraso, como nos acostumbra a hacer últimamente en todo. Dentro de poco movilizarán a sus agentes comerciales para convencer a sus clientes de que acaban de hacer un gran invento. Puede que incluso ingenien un nuevo nombre y unos nuevos productos dedicados a hacer realidad esta gran novedad: Nuevas siglas atosigarán al sufrido usuario hasta marearle y convencerle, como hizo recientemente con la arquitectura abierta SOA, de la exclusividad y genuina autenticidad de su plataforma. Cara, lógicamente, pero única. ¡Ay señor, señor! Lo que hay que ver."

Ahora que los demás estamos de vuelta; cuando llevamos inmersos en esta nueva generación “viviéndola” o “sufriéndola” con toda su intensidad, pretenden venir otros, con su prepotencia característica, a darnos lecciones.

¿A qué va a venir ahora IBM a atribuirse algo que ya está gozando la gente más sencilla en los rincones más apartados del planeta? ¿Lo conseguirá?

Pues es posible que lo consiga, porque cuando hay una indefinición relativa a la aparición de "algo nuevo", de un concepto nuevo, de un nuevo modo de hacer, de una metodología o una arquitectura nueva… el grande acaba imponiendo su criterio sobre el chico. No será la misma “web 2.0” de la que ahora hablamos; será una web-pepito 2.0 descolorida, descafeinada, pero muy sobrecargada de parafernalias e inversiones para el interesado que se "suba al carro"; un gran movimiento de capital para llenar los bolsillos de algunos; para satisfacción del interés egoísta de los promotores. Será, en definitiva, algo muy distinto de lo que hoy concebimos que es.

Salvo que esta vez tengan que tragarse su orgullo y pedir disculpas por su falta de humildad. Por no haber captado la idea de la web 2.0

La web 2.0 está haciendo resucitar al mundo honesto y enterrando a los arrogantes.

La web 2.0 puede ser el primer paradigma de revolución cultural nacido en el seno de la Sociedad de la Información en su carretera hacia la Sociedad del Conocimiento.

Antes de la web 2.0 fantaseábamos con pretender tener grandes volúmenes de información en nuestro bagaje cultural. Queríamos conocerlo “todo”, leerlo “todo”, tener información de “todo”. Después de esta revolución nos conformamos con tener tiempo suficiente para conocer lo que escriben y dicen nuestros amigos, compañeros, familiares y conocidos. De poder llegar a los más próximos aportando información valiosa o erronea, que sólo en grupo podemos depurar, mejorar y elevar a un grupo superior, tras un exhaustivo y minucioso filtrado.

Antes de la web 2.0 recibíamos cantidades brutas de información desordenada y revuelta. Tras la revolución de la web 2.0 no nos van a engañar tan fácilmente, porque el filtrado del conocimiento va a ser mucho más riguroso, hasta en las propias filas de los promotores.

Antes de la web 2.0 dábamos crédito o valor a cualquier afirmación hecha en un libro publicado, asumiendo la validez de los contenidos con una fe irrazonablemente ciega e incomprensible y el convencimiento de que sus resultados estaban absolutamente contrastados por no-se-sabe-quien. Después de la web 2.0 nuestra “fe ciega” ha muerto o ha mutado en todo lo contrario: "Toda la información que me llega es, de entrada, falsa". Tengo que emplear mis propios recursos analíticos para desechar al menos un 90% de esa información por “interesada”, “propagandística”, “no contrastada”, “parcial”, “intrascendente”o “desatinada”.

Antes de la web 2.0, casi siempre creíamos “tener razón”, “estar en lo cierto” en nuestras ideas, nuestro pensamientos, nuestro proceder y nuestras costumbres. Después de la web 2.0 nos conformamos con llegar a acertar con un porcentaje que sea ligéramente superior al 50%.

Esto es muy importante. Nos hace humildes. Reconocer que todo lo que pensamos, y lo que creemos, puede ser tan cierto como lo que piensa nuestro “contrario”, supone un cambio muy radical en la concepción de nosotros mismos. Pero... ¿tiene esto algo que ver con la WEB 2.0?

Mi respuesta (que puede ser acertada en un 50%) es que, tal vez, si. Por lo siguiente: En el mundo de la web 2.0 hemos dejado de ser espectadores puros, receptores de información, para convertirnos en actores que proponemos y participamos. Somos lectores, pero también somos escritores, y empezamos a conocer el mundo desde ambas perspectivas. Somos conscientes del poco alcance de nuestra participación, por la innumerable colección de tamices que hemos de atravesar, pero, al menos, tenemos una oportunidad. Y al mismo tiempo somos exigentes en convertirnos en filtros de lo que del exterior nos llega.

Tras la revolución de la web 2.0 es posible que ese 90% de información inútil haya sido descontaminada definitivamente y empiecen a surgir vacunas en el mercado para prevenir enfermedades socio-culturales tipo “falsedades mediáticas”, “propagandas engañosas”, “falacias ingenuas”, “hipocresías bondadosas”, “mensajes tendenciosos”, “engaños de buena fe”, “resultados interesados”, “presentaciones maquilladas”, “Business Cases falsificados”, “Auditorias partidistas” …

Pero jugamos con una ventaja con respecto a los antiguos especialistas proveedores y fuentes de información. Los que escribimos ahora, lo hacemos porque sentimos la necesidad de comunicar algo, no lo hacemos por obligación; luego tenemos más posibilidades de acertar que los “escritores” de la generación anterior. Es solo una pequeña ventaja, pero la sumatoria de millones de pequeñas ventajas es lo que hace cambiar al mundo. Y en ello estamos.

martes, mayo 08, 2007

De la insostenibilidad a la sostenibilidad


Otra vez vuelves a hablar de “destrucción del estado de equilibrio ACTUAL”, pero esto no está tan claro. ¿En que consiste esa destrucción en un mundo donde se están constantemente creando estructuras y creciendo en riqueza? Eso no es destrucción. Destrucción es romper el orden creado: dejarse llevar por la tendencia natural hacia el crecimiento de la entropía (segundo principio de la termodinámica: si no se hace nada todo se desordena).

Hablas de un planeta “que se encuentra cuasi saturado de vida humana”, pero, en principio, eso es bueno; es sano; cuantos más seamos, más podemos contribuir a resolver los problemas de la degradación y a la vez estaremos confirmando esa buena tendencia hacia la ordenación…

Eso sí es lo que ha de ser: “crecer y multiplicarse…” No se donde lo he oído.

Hablas también de “ruptura de este equilibrio alocada, egoísta y sin conocimiento de una pequeña y depredadora parte de esa población”, que es donde podemos empezar a coincidir, porque para evitarlo es para lo que estamos luchamos.

Pero no estoy de acuerdo en que hagamos un “consumo desenfrenado de recursos”. Si entendemos que “recurso” no es otra cosa que una forma de energía, yo presumo que consumimos exactamente lo que producimos, porque para eso lo producimos. Bueno, algunas veces podríamos pensar que se malgasta, se derrocha y se desperdicia… Por ejemplo ¿cuando matamos una vaca para comérnosla, estamos ‘destrozando’ un maravilloso orden solo para alimentar una ‘estructura’ (nosotros) más joven y evolucionada y con más posibilidades de aportar nuevo orden y conocimiento? No, porque la vaca, como nosotros, ha nacido para morir, para desintegrarse; sólo ha nacido para procrear y, eventualmente, para contribuir a una mejora genética de su descendencia. Una vez cumplido ese fin, su existencia deja de tener sentido.

Parece que algunas veces destrozamos y malgastamos, pero eso lo hacemos cuando perdemos el norte y no sabemos distinguir lo que es destruir de lo que es construir para no-se-sabe-quién. Como decía el proverbio: "La Tierra no es una herencia que nos hayan regalado nuestros padres, sino un préstamo que hemos de devolver a nuestros hijos". Aquí hemos venido para hacer que nuestros hijos encuentren esto un poco mejor…

Nos vamos aproximando.

“No es que no tengamos energía suficiente... es que no la tenemos para derrochar absurdamente como lo hacemos en el mundo desarrollado”. Esto no debería ir contra el primer principio de la termodinámica: La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Si tenemos energía infinita, lo único que importaría sería no dedicarla a destruir.


El problema de la insostenibilidad es que, como bien dices, si no se administra bien el crecimiento, llegaremos a un “callejón sin salida” creando entidades irracionales, primitivas, megalómanas e ineficaces, momento en el cual la “solución natural”, la de la “supervivencia de los más aptos” nos da un toque y un escarmiento reorientándonos con alguna que otra guerra, cuyo fin es destruir a las sociedades menos dotadas, a las más anacrónicas y crear un filtro que deje sólo a las mejor preparadas. Es el mecanismo normal de la evolución biológica. Mecanismo cruel que la civilización debería en algún momento llegar a superar. Esto sería la sostenibilidad.

domingo, mayo 06, 2007

Sostenibilidad o crecimiento

Sostiene Carlos en su blog que “hemos sometido al planeta” a un “duro maltrato”. Esta afirmación no la discute. Es un principio del que se derivan muy variadas consecuencias relativas al comportamiento futuro de nuestra sociedad y de los individuos que la componen, al ahorro energético y al consumo y a la explotación racional de los recursos.

Semejante certeza apriorística tiene muchas consecuencias. De ella derivan críticas a nuestra forma de vida y a nuestro proceder en el presente, y surgen propuestas de cambio, nuevas recomendaciones para tener un futuro distinto del que nos estamos construyendo.

Pero yo le pregunto a Carlos: ¿Y si fuera falsa esa premisa? ¿Y si no estuviéramos maltratando al planeta, sino haciendo de él un lugar habitable tanto para las especies animales como para el hombre y la sociedad? Entonces ¡adiós artículo!

Sostiene Carlos en el mismo post que las fuentes energéticas se están agotando, hecho que refuerza su tesis del ahorro y la moderación en las inversiones. ¡Anda, que si esta tesis también fallara…! Para insinuarle esta remota posibilidad le conté lo del motor de hidrógeno “de mi invención”, que otros llaman pulsometro: una máquina tan simple como la que hace coincidir en un instante y en un punto una pequeñísima cantidad de hidrógeno y una gran cantidad de energía para provocar su fusión. Los problemas técnicos que los resuelvan otros -como nos dicen a los informáticos- y si nó saben resolverlos, se contrata a un becario.

Por si no fueran acertadas las tesis de las que parte Carlos voy a exponer mis antítesis:

La Tierra, como cualquier sistema natural, está avocada a degradarse térmicamente; evaporarse y disolverse en la infinidad del Universo (segundo principio de la Termodinámica).

A medio plazo la Tierra está sentenciada a perecer por factores externos: El sol se ha de apagar necesariamente. Y a corto plazo la degradación natural no para de actuar contra todo atisbo de ordenación biológica o social con que nosotros la queramos dotar. Los meteoritos seguirán impactándonos, las tormentas destrozando, la erosión desgastando, los huracanes destruyendo, los incendios quemando, los volcanes y terremotos rompiendo todo lo que encuentren a su paso sin ninguna consideración por las personas, las vidas o las ciudades.

Resumiendo. No estamos maltratando al planeta. Sólo los seres vivos y la Sociedad, con sus respectivas evoluciones, luchan por contrarrestar esa tendencia natural degradatoria, creando estructuras cada vez más complejas y combativas.

Las amenazas naturales son imprevistas y cada vez hay que estar más preparados para sobrevivir a ellas. Hay que saber salir al exterior del planeta y crear células habitables y sostenibles en el espacio. Hay que estar preparados ante cualquier contingencia. Diversificar riesgos. Invertir. Encontrar nuevas fuentes de energía. Crecer en organización y conocimiento.

Garantizar, en definitiva, la supervivencia de la Civilización y la Vida.

¿Por qué?
Eso si que no lo se.