lunes, junio 11, 2007

La vida es un tren que no para nunca...



Muchas veces, el trabajo lento, constante y metódico del día a día, es como un artilugio creativo, que va aportando riqueza, “conocimiento” y valor sobre el elemento “social” al que modela. Elemento, que será, unas veces, algo material; otras, algo menos vistoso o completamente invisible; unas veces, conllevará inmediatos resultados prácticos; otras, será un peldaño más formando parte de una escalera por la que habrán de pasar los que vengan detrás huyendo de la quema del tiempo pasado.
Y llegará un día (¡que amargo ese día!), en que ese trabajo se ralentice y haya que recurrir al relevo generacional, porque la vida es un tren que no para nunca y que se renueva constantemente sobre la marcha.