martes, julio 17, 2007

Entre la apariencia y la realidad




Cuando ves una sobreabundancia de carteles enormes del PLD a lo largo de la autopista supones que podría tratarse del típico Partido Liberal Democrático o Dominicano, más o menos centrista, ocupando un espacio dentro del espectro político, que puede variar sensiblemente entre la izquierda y la derecha. Pero, ¡que diferentes significados tienen los derivaciones de la misma raíz “libre”: libertad, liberal, liberador, liberado, liberación, libertino, librar…! Sobre todo por las implicaciones que arrastran estos términos: Liberación, acción de poner en libertad, implica que alguien está recluido, prisionero, falto de libertad, que en este caso parece ser la propia sociedad Dominicana entera. ¿Quién tiene preso a la República Dominicana? ¡Que sospechoso es todo esto!


Partido de la Liberación Dominicana. ¡Que mal suena! ¡Que decepción! ¡Suena a chovinismo y nacionalismo! Ese anacronismo de la liberación…¿de qué? ¿A quien quieren liberar? ¿y de quien?. Parece la típica línea demagógica, “saca-votos-baratos”, a costa de regalar los oídos de la población con halagos, a lo más puro estilo naci, camuflado entre tintes izquierdosos. Esa misma tendencia que se está imponiendo ahora en Sudamérica . ¡Que demonios quieren liberar, si lo único que está empezando a oprimir a la población es ese caciquismo renaciente, despreocupado por el bienestar económico o subordinándolo a unos pretendidos “orígenes”, estirpes, razas, culturas, o “identidades”, ya tópicas, y de dudosa credibilidad.

Sería de risa contemplar los resultados de tres años de gestión “liberadora” si no fuera tan cruel el efecto que causa en la población la paralización de la economía, con unos ciudadanos perdidos, luchando por sobrevivir, peleando, más bien, por mantener la cabeza a flote, sin perspectivas, sin orientación, con un gobierno despreocupado por encauzar, apoyar, invertir, gestionar los recursos e implicarse en dar solución a cada una de las demandas de los ciudadanos. Tres años de inactividad haría mucho daño en el bienestar y en los bolsillos de los ciudadanos.

Oigo en la televisión que la principal fuente de economía, el turismo, desciende un 7% en el número de visitantes. Veo escaso movimiento en las inversiones en infraestructura, y empiezo a ponerme en guardia contra los que pueda haber sucedido. No me esperaba esto de la República Dominicana; un país emergente que empezaba a encontrar su sitio en la economía global.

Mis viajes a la República Dominicana siempre llevan la predisposición de defender y justificar la situación en que viven. También el ansia de contribuir y hacer lo posible para que la economía salga adelante. El de sentirme identificado con la necesidad de salir adelante y entrar el la vía del desarrollo. Pero esta vez no. Este año he sufrido una gran desilusión al no percibir ningún progreso; ninguna señal de nuevas realizaciones, las obras paralizadas en el mismo estado de hace dos años…

Es el momento ahora, en estos precisos instantes, de interesarse por la situación real de la economía dominicana para compararla con esta visión subjetiva:

El proceso de Crecimiento Económico y Social que siguió a los programas de estabilización ha sido muy importante para el país, ya que ha propiciado una alta tasa de crecimiento económico, baja inflación y reducción de la deuda externa. El crecimiento económico para el período 1992/98, excedió el 6% y para los últimos tres años, esto es, 1996/98 ha promediado la tasa de 7.6%, una de las más altas de toda América Latina. El sector servicios, continúa siendo la fuerza impulsora del crecimiento experimentado, el turismo, zonas francas, construcción, comercio y telecomunicaciones, juntos representan más del 60% del PIB en los últimos 5 años. La tasa de inflación anual alcanzó el 8.4% en 1997, decreciendo en 1998 al 7.8%.”

“Sin embargo, otros indicadores sociales revelan que la pobreza continúa siendo un problema crítico. Algunas fuentes la fijan en un 20 al 25% de la población dominicana”


La estrategia debe dar como resultado un plan de desarrollo sostenible, el cual proporcionará un crecimiento del producto interno bruto (PIB) para toda la economía de los próximos 15 años del orden del 7.0% y, en particular, para los sectores productivos agropecuario, agroindustrial, manufactura y minería del orden del 5.0%. Los sectores de servicios aportarán un 63% del PIB y los sectores de bienes el 37% restante, con una mayor vinculación productiva entre los dos sectores de la economía y no como al presente en compartimientos estancos.”
(Fuente)

Esta era la situación a finales de siglo. Pero ahora en 2007:

Las informaciones preliminares suministradas por las empresas e instituciones de las actividades económicas incluidas en el cálculo del Producto Interno Bruto (PIB) año de referencia 1991, indican que la economía dominicana continua con el mismo impulso de crecimiento del pasado año, ya que en enero-marzo del 2007 registró un crecimiento de 9.1%.”

“Partiendo del hecho, de que este crecimiento se está comparando con el alto nivel de crecimiento de 10.9% obtenido en enero-marzo del 2006, significa que en este primer trimestre del año las actividades económicas mantienen un acelerado ritmo de crecimiento.”


Esto se sustenta además, en el crecimiento de 10.7% alcanzado por la economía el pasado año 2006, luego de haberse mantenido, desde mediados del año 2005 por cinco trimestres consecutivos, creciendo por encima de dos dígitos.
(Fuente)

Lo que demuestra lo débiles que somos cuando nos dejamos llevar por apreciaciones personales sin contrastar.

Pero me alegra tener que rectificar, revisar los datos que me han llevado a tener esa falsa visión. No tenemos un sentido específico para “detectar” el nivel económico de una población. Simplemente, no es fácil retener u comparar una visión instantánea subjetiva, con otra separada pr un espacio de dos años.

De ser correctos los cálculos del BANCO CENTRAL DE LA REPÚBILCA DOMINICANA dentro de unos años las diferencias con los países desarrollados habrán desaparecido. Es otra gran noticia que nos reconforta enormemente.

La Tasa de desocupación ha registrado una significativa reducción de 3.7 puntos porcentuales al pasar de 19.7% en octubre de 2004 a 16.0% en octubre de 2007. Esta reducción del desempleo estuvo acompañada por un incremento en el empleo de 9.0%, evidenciando la recuperación económica iniciada desde agosto de 2004.”

Sigue siendo un paro alto, pero está evolucionando favorablemente.

Un estudio reciente realizado por el Banco Mundial señala que entre octubre 2004 y octubre 2006 la pobreza a nivel nacional se redujo en 6.8 puntos porcentuales, registrando la mayor caída entre el 2005 y 2006 como resultado del efecto positivo que ha ocasionado la recuperación económica.”

Parece que se cumple el dicho de “la sociedad avanza a pesar de los políticos”.

Va a ser que esos “liberadores” dominicanos no han conseguido, a pesar de todo, paralizar el desarrollo o detraer excesivos recursos para su beneficio. Las fuerzas de la economía global, con sus multinacionales, con sus aperturas de nuevos mercados, con su propagación buscando fuerzas de trabajo baratas y competitivas… empiezan a dominar sobre las planificaciones locales, las autarquías y las burocracias administrativas

miércoles, julio 11, 2007

Convidados



“Andábame días pasados por esas calles a buscar materiales para mis artículos”, como Fígaro allá por 1832, “embobado” y ensimismado en mis pensamientos salvo que “algún tropezón me recordaba de cuando en cuando que para andar por el empedrado de Madrid…” o por el de Santo Domingo en 2007, con esos agujeros profundos, a semejanza o imitación de las minas de ambar o de larimar, bien se requería prestar un poco más de atención al entorno. Atención a esos agujeros profundos institucionalizados, o no, hundidos o sobresalientes; los primeros debidamente calculados para poder atrapar una rueda de coche justo hasta la mitad.
Los segundos, los que sobresalen no son guardias tumbados, ni sargentos cabreados, sino generales del ejército, según el conductor de la guagua. Y deben de serlo por la autoridad que imponen sobre los intrépidos conductores de la capital.
No confundamos, tampoco, a estos generales con baches o pozos estratégicamente posicionados en las encrucijadas de caminos; estos constituyen verdaderos ejércitos de soldados que hacen las funciones de rotondas para limitar la velocidad de los vehículos en aquellas intersecciones más transitadas, facilitando de esa manera la subida y bajada de viajeros.

Y “llegaron las dos, y como yo conocía ya a mi amigo Braulio", así se podría llamar también el jefe del Atarazana, restaurante venido a menos y mantenido por la casualidad de encontrarse situado justo al lado de la Casa de Colón, en ese preciso sitio en el que el turista agobiado por el cansancio, el calor y la humedad acaba su periplo, buscando desesperadamente “aire” acondicionado “gratis y con descuento equivalente”, descanso, comida y lo que le den de comer a uno.

“No quiero hablar de las infinitas visitas ceremoniosas que antes de la hora de comer entraron y salieron de aquella casa, entre las cuales no era de despreciar todos los amigotes de la oficina con su señora y sus niños, y sus capas, y sus pararaguas, y sus chalecos, y sus perritos [..] Vengamos al caso; dieron las cuatro y nos hallábamos todos los convidados…” en el mismo restaurante de hacía 6 años; con los mismos cuadros; con el mismo aire acondicionado; con las mismas mesas y las mismas sillas; pero con buffet. Algo tenía que haber cambiado. Había cambiado el indicador de la economía; ese baremo invisible que se percibe en el ambiente; en el comportamiento de la plantilla… pero no se ve; se siente. Y ahora ese indicador está apuntando hacia abajo. Barrunta tormenta.

Sin embargo, a esos signos nadie debe dar crédito, porque son subjetivos; pueden cambiar en días y son demasiado dependientes del estado de ánimo de las personas…

“-Supongo que hemos de comer –exclamó don Braulio -vamos a la mesa, querida mía.

-Espera un momento –le contestó su esposa casi al oído- con tanta visita he faltado algunos momento de allá dentro y…”

-Aquí tenemos un buffete, con toda la variedad que ven, y más que se está haciendo en estos momentos…

-Bueno, si es lo que recomiendan ustedes… Pero… ¿La carta?

-Si, si, la carta, por supuesto, también tenemos carta, pero nuestro buffet…. Que recomendamos… Todo incluido por 300 pesos. Pasen y vean antes de ver la carta….

-Bueno, pues...

Buffete para todos menos para uno que está aún flojo del mal de Moztezuma y se ha pedido un pescadito a la plancha sin nada, llegue cuando llegue.

Ya estábamos terminando los del buffete y el de la carta tuvo que levantar la voz para indicar: “tengo hambre”.

Pues si; creo yo, estos son signos de decadencia, corroborada por el experto y veterano camarero cuando se nos ofrece como mayordomo para venirse con nosotros a asistir en nuestras mansiones españolas.

-¡Como no sea para cuidar mis dos macetas de terreno que tengo en la terraza…!- puntualiza Rosa.

No te precipites, me digo, esto no puede ser así; será de otra manera; no se debe generalizar. Pero si es una cuestión de percepción, y cuatro ojos ven siempre más que dos, yo pongo los mios, aunque sean de vista cansada y me obstino en describir los hechos observados y compararlos con cualquier otra escena similar aunque sea de otra época y otro pais.

“-Ustedes harán penitencia señores –exclamó el anfitrión una vez sentado-; pero hay que hacerse cargo de que no estamos en Ginieys- frase que creyó preciso decir. Necia afectación esta, si es mentira, dije yo para mi; y si es verdad, gran torpeza convidad a los amigos a hacer penitencia”

Penitencia no hubo porque eso aquí ya se extinguió, pero paciencia en su lugar no faltó, para pagar sin rechistar la “dolorosa” en dolores o dolares, por la subsodicha cantidad presupuestada incrementada en un 50% a causa de las cervezas Presidente. ¡Vaya ironía! ¡Aquel que está hundiendo la economía quiere salvarla a costa de cervezazos!

miércoles, julio 04, 2007

Manuel “El limpia”, lo mejor de Santo Domingo


Junto a la Casa de Colón en Santo Domingo, saliendo de la plaza por la escalera lateral, está Manuel, el limpia, estudiante de noveno (eso decía), sin haber conseguido en toda la mañana sino una mísera moneda de diez pesos (25 céntimos de euro) persiguiendo a los turistas asombrados de verse insinuados para una limpieza de zapatillas deportivas, chanclas o algo parecido.

Manuel el limpia (inútil profesión en estos tiempos), se ha empeñado en sacar brillo a mis alpargatas negras. Convencido, como está, de su empresa, se reafirma en llevarla a la práctica de todos modos, retándote, si es necesario, para tener esa oportunidad de demostrarlo. Incluso proveyéndose de testigos, amigos de profesión, que se le han unido para reforzar su punto de vista.

-Esas zapatillas te las dejo como los chorros del oro –insistía Manuel.

-Déjale que te haga una prueba y te convencerás- sugerían sus amigos.

Pero no hubo ni apuestas.

Manuel, cuando sea mayor, quiere ser reportero. Los grandes negocios no son lo suyo. Tampoco los pequeños. A los turistas no les gusta ser objeto del comercio especulativo, ni de ningún tipo de tráfico. Les repele la sola idea de ser considerados objetos tales. Y por ese mismo motivo acaban dando una falsa imagen de tontos, a los que no les cuesta soltar el dinero por cualquier capricho; o de estúpidos, empecinados en no ceder ni un peso ante cualquier gran servicio que se les haga.

Hoy los turistas “están muy duros” –decía Manuel.

Manuel no conoce el punto débil de estos bichos raros de guiris, capaces de pagar el doble del valor de los objetos cuando son de su antojo. Por ejemplo, ¡oh país de contrastes!, el turista puede concertar un taxis para un día por 200 dólares, el doble del salario mínimo mensual dominicano; regatear hasta dejarlo en 150; aceptarlo, y una vez concluido el servicio pagar 200; cuatro veces lo que el propio pagador gana en su tierra. ¡Tiene gracia! Y Manuel sin un mísero dólar por ocho horas de patear las calles de Santo Domingo.

Cuando sea mayor y reportero, Manuel descubrirá estas y otras muchas estupideces del ser humano. Ese día tirará a la basura su hatillo, sus cremas y sus cepillos; y es que, tal vez hoy por hoy, el mejor favor que se le puede hacer, es no colaborar en perpetuar una profesión tan inútil como degradante. Tal vez con palabras, razonamientos… Y si se lograra…, entonces bien merecía la pena pagarle su caja, sus cremas y sus cepillos a precio de oro; y regalarle una cámara, un bloc y unos bolígrafos para iniciarle en su nueva ocupación.