viernes, febrero 13, 2009

Burbujas

Está de moda la palabra a propósito de la crisis inmobiliaria. Como si se tratara de la palabra mágica que sirve para culpar de todo lo malo que nos sucede. Yo voy a proponer que este fenómeno pudiera ser, también, la causa de todo lo bueno.

Nos vamos a referir a esta palabra en el sentido de algo que crece a partir de algo insignificante, aparentemente de la nada, cobrando aspectos y aires de importancia y grandiosidad. Como un globo, como el humo en expansión que se desprende de una hoguera o una gran explosión, como el sistema operativo Windows... Una especie de crecimiento forzado, artificioso, sin sostén ni apoyo que lo pueda mantener indefinidamente y con un riesgo de “pinchar” retornando a sus posiciones iniciales.

¿Pero es todo apariencia en las burbujas? ¿Son sólo ilusión que sólo sirve para reconfortar nuestro espíritu infantil y fantasioso? Quizá no. Hay globos que nos pueden llevar de travesía surcando los aires , trasladándonos de un lugar a otro y enseñándonos nuevas perspectivas y puntos de vista de la realidad. Y este logro es irreversible, aunque finalmente el globo acabe desinflándose. No importó afrontar el riesgo; lo conseguido no tiene precio.

¿Qué les pareció el globo inmobiliario que tenemos tan reciente? ¡La cantidad de dinero que ha movido! Sin saber de donde salía ese dinero, tal vez sin existir, o llovido ¿del futuro…? La cantidad de puestos de trabajo que ha creado, de nuevas infraestructuras y viviendas (tal vez demasiadas, infladas por las ansias especulativas). Y paralelamente ¡como se ha movido el capital!, fomentando equipos de investigación, sacando nuevas “comóditis” en permanente renovación, fomentando la demanda y el consumo, incremento y mejora. Puede ser esta una de las características de las burbujas en expansión: que el constante aumento de las magnitudes espaciales, de las valoraciones subjetivas y de la ordenación sólo pueda hacerse a costa de la equivalente pérdida de las mismas de fuera del sistema. Las burbujas en expansión no crecen de la nada. Se alimenta del exterior.

Siempre será mejor vivir en una burbuja en expansión que en un sistema estanco. Los sistemas estancos acaban degradándose y muriendo. Las burbujas en expansión viven, crecen, se multiplican, permanecen y perseveran. Y sólo lo que persevera puede mejorar y garantizar una continuidad en el tiempo.

Dicen que el Universo es una gran burbuja salida de la nada, o de una singularidad espacio-temporal, o de una gran explosión de causas desconocidas. No obstante, desde el primer momento se le calcula la misma cantidad total de materia-energía que haya tenido en cualquier otro instante, pero evoluciona compensando el enorme gradiente energético inicial. Genera estructuras menores a costa del desgaste que la expansión provoca en la entropía (desorden) total del sistema.

También dicen que en las burbujas está el origen de la vida. Burbujas muy primitivas que fueron creciendo, no en tamaño sino en complejidad. Al principio cualquier burbuja, generada como subproducto de reacciones químicas, prosperaba. Pero poco a poco, algunas de ellas eran más proclives a crecer, a mantenerse y a duplicarse, con lo que sólo estas ganaban en capacidad de subsistir, evolucionar y perseverar. Así de simple nació la vida. No se sabe en qué momento se pudo establecer la barrera para diferenciar entre una burbuja viva de otra que no. Quizá fuera en una evolución anterior, la prebiótica en la que macromoléculas y proteínas, cobraron la facultad de replicarse de modo que con ese mecanismo ganaron la competencia sobre otro tipo de moléculas que no lo hacía.

El peligro que tienen las burbujas es el riesgo a crecer demasiado deprisa y reventar, de ser víctimas de parásitos que se entusiasman ante el un clima tan generoso y abundante, diezmando las reservas y acabando con los recursos que habían sido valorados por encima de la capacidad de regeneración. Y eso que no dejamos de repetírnoslo: CRECIMIENTO SOSTENIDO, que ningún ciclo vital quede descolgado, que los ecosistemas se regeneren, que las empresas perseveren, que ningún entorno se degrade, que las estructuras sigan vivas y que el conocimiento global no pare nunca de crecer.