lunes, diciembre 28, 2009

Ecología social


Parece que cuando se unen los términos de “ecología” y “social” es porque se está tratando de juntar dos visiones del mundo, aparentemente enfrentadas, en una nueva. Como ecologismo, la “protección medio ambiente”; como “social”, el reconocimiento de unas nuevas estructuras y asociaciones humanas, los cuales deberían tener su defensa por ser organismos tan respetables y dignos de consideración como cualquier ser otro vivo.

¿Qué es el ecologismo social?

Siempre que aparece un término nuevo como este de “ecología social” cada cual pretende llevarlo a su terreno para alinearlo a su línea de pensamiento. En nuestro caso, los anarquistas han visto en él un reflejo de su propia mentalidad anti-organización, planificada o dirigida, y meten mano en la Wikipedia diciendo que “La ecología social es una escuela del ecologismo y del anarquismo que busca un manejo humanista del medio ambiente”, llegando al extremo de afirmar en “Post-Scarcity Anarchism, Toward an Ecological Society, The Ecology of Freedom”que… “sigo sin comprender la diferencia entre anarquismo y ecología social ¿Existe realmente una diferencia? -Se le puede atribuir a la expresión ecología social significaciones bien diferentes. No existe realmente una diferencia entre el anarquismo y la ecología social. Considero a esta última como una tentativa de ampliar el horizonte del anarquismo. No veo una oposición entre ambos; pienso que la ecología social es una extensión del anarquismo hacia una esfera más amplia de intereses humanos, en este período de descomposición de las clases sociales. [...]”.

Yo, sin embargo, me atrevería a afirmar que “ecología social” es la antítesis del anarquismo. Vamos a ver por qué. 

Si por ecología entendíamos meramente la protección del medio ambiente biológico, ahora, por “ecología social” vamos a tener que hacer una ampliación hacia la protección del medio ambiente en toda su extensión y complejidad (natural, biológico y social). El medio ambiente vivo, por sí mismo no va a poder escapar de la Tierra y colonizar otros planetas o satélites, naturales o artificiales, sin el apoyo de las sociedades humanas. La Tierra tiene sus días contados. La evolución biológica no da más de sí. Su enriquecimiento aleatorio (acrata), basado en producir muchos individuos para que la selección natural se encargue de escoger el mejor preparado, ya no tiene sentido desde el momento en que nuestras estructuras han alcanzado un nivel de conocimientos que permiten el análisis racional, el estudio y la planificación. 

Hoy sabemos que el valor de un ser vivo no está en la materia, sino en la estructura, la organización y la información que porta en sus genes (el conocimiento), que es la que posibilita la generación de todos los individuos que hagan falta en el momento que se precise. 

Nuestros “arcas de Noé” y a no van a precisar llevar una pareja de cada especie, ni toda clase de “comóditis” que utilizamos a diario. Nuestras “arcas de Noé” o “semillas de la civilización” solo necesitarán llevar el código genético de todas ellas y el “conocimiento” de cómo generar la vida o las estructuras mecánicas necesarias en cada momento que se adapten a las condiciones del medio y que se requieran para la colonización de lugares adversos muy diferentes al de la Tierra.