miércoles, febrero 03, 2010

Fórmulas para salir de la crisis.

Del foro http://www.euribor.com.es/2010/02/02/resumen-del-dia-28/#comments, he hecho una copia y he traído aquí solo aquellas afirmaciones que considero más acertadas. Pretendo, con ello, buscar una solución a la salida de la crisis. O, al menos, alguna fórmula que nos oriente en esa dirección, sin importar de quien proceda la propuesta.

La crisis inmobiliaria en España se produce como reventón de una gran burbuja económica que ha ido creciendo artificialmente a lo largo de unos 10 años.

Esta burbuja –empieza artículo- se produce también en otros países, entre ellos USA, donde viene acompañada de unos productos financieros asociados a las hipotecas “basura”; y estalla al ser pinchada y por el destape las hipotecas basuras. La consecuencia directa de este estallido en España es el crecimiento del paro, que es mayor que en el resto de países de la zona Euro ¿por qué? “Porque -se responde- la burbuja inmobiliaria en este país era enorme, pues estábamos produciendo viviendas a mayor ritmo que varios países juntos de los grandes de Europa”.

“Gracias a este crecimiento rápido y a toda la ingeniería financiera a nivel mundial, favoreciendo el crédito barato, se crearon muchísimos puestos de trabajo relacionados directamente e indirectamente con la construcción.

- Además el crecimiento de la riqueza relacionado con el ladrillo tira hacia arriba otros sectores, como el del automóvil, dando una gran sensación de placebo y “falsa riqueza” a gran parte de la población.”

¿Por qué es “falsa” esta riqueza, o burbuja? ¿Porque estamos viviendo con el dinero que presuntamente vamos a ganar en el futuro, o porque estamos viviendo con el dinero de otros? ¿O, simplemente, porque estamos moviendo el dinero? ¿O se dan las dos cosas: parte de riqueza “falsa” y parte de riqueza “real”?

Por un lado se ha construido infraestructura para usar y facilitar la productividad, viviendas que se ocupan; pero, por otro, también viviendas vacías. Se ha evolucionado en Innovación, Tecnología, Comunicaciones, Conocimiento, Ciencia, Medicina… Pero, como en las viviendas, seguramente también, en aspectos “dinosauricos”, sin favorecer la rentabilidad y la racionalidad de la producción; fabricando por fabricar, construyendo cualquier cosa, sin mirar si se va usar o no; no reciclando; malgastando, en definitiva.

Pero hay que sacar nuevos productos e ideas al mercado. Desechar y desterrar soluciones obsoletas.

No consentir que los presupuestos para investigación, desarrollo y mejora de la competitividad sigan menguando.

Hay que mirar a nuestro alrededor y ver cual es el panorama de los jóvenes. Los más cualificados y “cultos” de la historia de España, y los más desanimados.”

Hay que encontrar esos nuevos productos entre los nuevos cerebros que están ahí: unos en el paro, otros trabajando por cuenta propia y otros ocluidos tras la burocracia estatal o empresarial.

Se tiende a culpar a los políticos, pero con ello no salimos de la crisis. Solo saldremos si corregimos la parte de culpa que tenemos cada uno.

“-NO vale exigir al Estado que nos salve (con subsidios, prestaciones y demás incongruencias financieras) o aprobar una opción para vivir del cuento.

-NO valen actitudes egoístas y cobardes, reyes del pelotazo fácil, con una mano en un paraíso fiscal para proteger sus “ahorros” y otra en el expediente de regulación para minimizar gastos e inversión de futuro”.

-NO vale poner trabas burocráticas constantes a los trámites e iniciativas.

“-Los gestores la están cagando, subiendo impuestos, subiendo precios de todos los servicios.

-Los pequeños empresarios la están cagando resistiéndose a bajar sus precios.

-los propietarios la están cagando resistiéndose a bajar los precios de alquileres y de venta de pisos.

-Siempre voy a comprar con los tiquets de compra anteriores. Si veo que algo sube de precio, no lo compro.

-Sólo una actitud activa en defensa de los precios puede sacarnos de esta estúpida crisis en la que se han metido los españolistos burbujistas”.

Una parte de nuestra juventud vale un potosi, lo que pasa es que suena mucho más la otra, la que no suena. Como suenan muchos mas los casos de los famosos que se divorcian que los que no.”

Con este ejercicio de entresacar comentarios de los foros, a modo de tormenta de ideas, nos damos cuenta de que la solución estamos vislumbrándola entre todos, y que la salida de ella está, también, en posesión de todos y cada uno de nosotros.

Resumiendo, podemos agrupar en dos tipos las recomendaciones que hemos de tener en cuenta:

1.- Lo que hemos de evitar y boicotear:

· A todo el que pone precios abusivos.

· A todo el que amontona el capital y lo inmoviliza.

· Al que vive de la “sopa boba” de los escándalos que promueven en los medios, y de ser seguidor de los programas en que se apoyan.

· Al que propone soluciones racistas, xenófobas, nacionalistas, fanáticas o intransigentes.

2.- Lo que hay que hacer, siendo racionales, positivos y prácticos:

· Apoyar a la juventud que vale. (Toda la juventud vale).

Si eres joven y no tienes trabajo, trabaja por tu cuenta.

· Apoyar a los intelectuales que proponen soluciones.

Si estás trabando, propón alternativas de mejora siempre

· Apoyar a los empresarios que bajan los precios.

Si eres empresario has un esfuerzo para salir de la crisis y baja los precios lo que puedas.

· Apoyar al trabajador que no exige incremento salarial abusivo.

Si eres trabajador por cuenta ajena o sindicalista considera que no es el momento de proponer aumentos.

Si eres emigrante, becario, subempleado, con un sueldo de miseria, es el momento de buscar apoyo en otros trabajadores y exigir condiciones legales.

· Apoyar a los emprendedores que crean puestos.

Si tienes un cargo de responsabilidad es el momento de sacar ofertas de empleo para cubrir puestos libres y promover tareas que requieran nuevas plazas.

· Apoyar a los clientes que miran los precios y las calidades, y comparan.

Como cliente no te dejes llevar por las apariencias, mira precios, compara y no compres si detectas una subida injustificada.

· Apoyar a los funcionarios que rompen trabas administrativas.

Si eres funcionario ayuda al usuario, elimina trámites inútiles.

· Apoyar a los administradores que proponen inversiones.

Si tienes la responsabilidad de abrir nuevas vías para el negocio de tu empresa, este es el mejor momento.

· Apoyar a empresas emergentes o autónomos con iniciativas.

No rechaces ofertas que procedan de empresas emergentes por el hecho de que sean “pequeñas” o “poco solventes”. Dales una oportunidad porque puede ser la única que se te ofrezca para solucionar el problema común. .

martes, febrero 02, 2010

Hacerse rico... ¿para qué?

Derechos de autor, propiedad intelectual, libre circulación de información y conocimientos... ¿Donde están los límites, las fronteras, los derechos de cada cual?

Tengo necesidad de escribir sobre este tema tan en boga, porque quiero formarme una opinión propia y no dejarse bambolear como la rama del arbol merced de la corriente que le acuna. Con ello quiero decir, también, que parto de una posición neutra y sólo espero inclinarme hacia el  lado que los razonamientos marquen.

Mis presupuestos parten de que vivimos en una Sociedad formada por personas, animales, cosas y grupos y asociaciones de las mismas. Esta Sociedad es depositaria de todos los bienes, recursos, productos, estructuras y conocimientos generados con la actividad de sus partes constituyentes, y es, además, árbitro entre sus individuos para asignarles partes de los recursos y riquezas para su consumo, administración y explotación.

¿Como hace esto la Sociedad Global...? Muy “malamente”, sería la respuesta. La Sociedad Global no está lo suficientemente organizada como para efectuar una repartición equitativa de los recursos entre sus entidades menores (continentes, estados, empresas, individuos...), existiendo, por el contrario, grandes desequilibrios en la distribución de los bienes sociales, económicos y culturales. La Sociedad Global no está lo suficientemente organizada para evitar la injusticia en la distribución, si bien, cada vez más, surgen organizaciones mundiales, supranacionales, que están tratando de solucionar esta grave anomalía.

Supuesto corregido el gran problema, vendría a continuación el saber cual sería la mejor forma de asignar los recursos y riquezas a los elementos sociales en función de sus aportaciones.

Tradicionalmente ha regido la ley de la oferta y la demanda: una persona o ente social elabora un producto con su actividad; si este producto es muy demandado por otros, puede hacer que esa persona o ente social se haga inmensamente rico, lo que derivaría en el establecimiento de desequilibrios pronunciados y desigualdades de clases. El hecho de que un buen porcentaje de la producción pase a la Sociedad subsana un poco el problema al hacer revertir esa parte en beneficio de todos. Cuando el exceso de beneficio obtenido por la persona o ente social es dedicado a la inversión se puede seguir generando riqueza global e individual, pero sin compensar los desequilibrios salvo que la Sociedad obligue a efectuar esas reinversiones en los entornos más necesitados.

Si en lugar de la ley de la oferta y la demanda se estableciera otra ley, como la de valorar la producción por el consumo invertido (tiempo, trabajo, recursos, capital, conocimientos, tecnología...) más el valor añadido, trasladamos el problema al de saber calcular ese valor añadido, lo cual, en definitiva, también viene a depender, en parte, de la ley de la oferta y la demanda.

Esto, sin embargo, parece una injusticia, porque dos productos con la misma calidad pueden generar distintos ingresos según la comunicación, propaganda o promoción que se haga del mismo. Hay que saber calcular el valor añadido y este debe ser proporcional al valor entrópico o grado de organización incrementado. Sería como medir el trabajo de la criada  por el número de cristales limpiados, o por el número de camas hechas, en lugar de por el tiempo que ha invertido en ello. Normalmente, todos los trabajos que hacemos consisten en una lucha contra la degradación natural (aumento de entropía): luchamos contra la degradación cuando ordenamos las letras para escribir, cuando construimos una casa o componemos una canción, montamos una empresa, diseñamos un puente... Siempre estamos ordenando. Este es el trabajo por el que se nos deberían pagar.

Sin embargo, cuando, gracias a los logros conseguidos por todos (por la Sociedad) el resultado de nuestro trabajo puede reproducirse y multiplicarse por millones, algunos pretenden embolsarse para sí mismo, cobrando por cada uno de los clones (comóditis), como si cada uno llevara su propio “valor añadido”. Y no es así. Son reproducciones que solo valen en su componente material (o energético). Es como pretender que el valor de una especie animal está en cada uno de los individuos y no en el gen. O pensar que el valor de un libro está en los mamotretos de papel y no en el conocimiento (el mensaje) que contiene.

Cuando yo canto componiendo bellas canciones, armonizando los sonidos y soltándolos al aire libre en medio de un bosque, estoy generando el mismo orden que si ese esfuerzo alguien lo recoge en un gramófono y lo propaga por el mundo embutido en ondas hercianas. Solo que en este segundo caso la composición ha sido recogida, almacenada y puesta a disposición de la Sociedad Global, que, a partir de ese momento, se hace propietaria, depositaria y gestora de ese valor.

Pero, así como no toda la información tiene la misma importancia, y no todo conocimiento la misma consistencia, la Sociedad Global tiende a dar más importancia a aquellas soluciones de mayor implantación, o más productivas, y se obligará a desechar, despreciar y depreciar versiones viejas para favorecer esa productividad. Cuando un prodigio de cantante ha conseguido grabar en disco “la Petenera”, mis sonoros y melodiosos gorgoritos, cantando la misma canción, quedan devaluados.

¿Puede crear una persona productos de mucho más valor que otra? Claro. Y aunque sea pequeña la diferencia en “orden incrementado” o “valor añadido”, la escala de trasformación en dinero se puede abrir y agrandar lo que se quiera. Este criterio de valoración puede crear diferencias, dependiendo de los recursos con que cada uno haya contado al iniciar su trabajo, y como consecuencia, también injusticias, pero nunca serán tan grandes como si lo dejáramos sometido  a la valoración de la ley de la oferta y la demanda.

Estos cantantes y creadores que tenemos ahora quieren hacerse ricos aprovechándose de las facilidades que ofrece la Sociedad de difundir y reproducir sus éxitos. Pero si se hacen ricos ellos, nosotros tendríamos que pagar más por unos recursos que ya son patrimonio de la Humanidad.

La Sociedad puede pagar más por todo aquello que contribuya a evolucionar más deprisa; por el conocimiento más preciso de las cosas, las mejores tecnologías... e incluso apoyar facilitando los mejores materiales, información, conocimiento, capital e instituciones para que se consiga de la forma más rápida, avanzada y optima. Por lo cual, la pretensión de algunos de recortar o poner trabas a facilitar las comunicaciones y la libre disposición compartida de todo el patrimonio social, económico y cultural, nace muerta, por contradictoria; ya que se trataría de recortar y mermar el propio ambiente que les está sobrevalorando el fruto de su actividad.

En definitiva, la Sociedad Global también quiere enriquecerse, y para ello no duda en confiar grandes volúmenes de recursos a determinados entes sociales que tienen, en un momento determinado, la clave de la inversión, el motor del desarrollo; pero siempre será bajo el supuesto de que enriquecimiento global es enriquecimiento de todos, y tarde o temprano todos sus elementos integrantes han de quedar compensados y capacitados para contribuir al progreso común en igualdad de condiciones.