jueves, diciembre 13, 2007

Más ingenuo que el niño con el pijama de rayas

Es un dicho que me acabo de inventar tras haber leído el libro que lleva el nombre de “el niño con el pijama de rayas”.

No se si ingenuo, inocente o ignorante… tal vez sólo sea cuestión de la edad que se le asigna al muchacho. Un chico más pequeño, de 3 o 4 años, podría haber representado mejor este papel ficticio, apasionante y sugerente.

Pero vamos, que un chico de 9 años en 1942, con profesores particulares, no sepa si está en Polonia o en Alemania, no sepa si su país está en guerra o en paz, no tenga ni idea de la aventura nazi, del holcausto y la represión de los judíos, ni distinguir entre un pijama y un traje de prisionero… son muchas ignorancias supinas acumuladas en un solo personaje, que para colmo es el personaje principal, y que se atreve de calificar de tonta de remate a su hermana mayor por, entre otras cosas, entretenerse en poner chinchetas en un mapa europeo para ir marcando la posición de los ejércitos de la gran guerra.

Aunque esto puede que sea lo mejor del libro. Esa parodia hacia las personas que, cuanto más ignorancia tienen de la realidad, más tratan de calificar de ignorante a los demás porque no comprenden ni sus actitudes, ni su comportamiento ni su forma de pensar.

Es este, quizá, el gran valor que ofrece el libro; la batalla de la ingenuidad contra los omnisapientísimos que están tan seguros de su conocimiento, de su “destino universal” y su omnisciencia, en base a la cual reivindican y justifican su derecho a dominarlo todo, y a todos los demás. Una guerra de extremos que acaban siendo ambos víctimas de su propia condición.

La única teoría que tenía clara el inocente chaval, explorar sólo en campos incuestionablemente inofensivos, acaba siendo su verdugo, de la misma manera que los inflexibles totalitarios desencadenan el terror que será su propia losa.

¿Es una parodia del mundo? ¿Una burla de nosotros mismos y de nuestras certidumbres? Tal vez.

En definitiva, que ser “más ingenuo que el niño con el pijama de rayas” podría equipararse a ser “más tonto que una enciclopedia”, tanta información y tan poco conocimiento.

El libro hay que leerlo.

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