lunes, mayo 29, 2006

La verdad sobre la verdad



Parece que todo el mundo quiere saber la verdad. O es un tópico o a mí me lo parece. ¿Para qué se quiere saber la verdad? ¿Para llevarse un disgusto? ¿Una alegría?¿Una satisfacción?

Antes de ‘saber la verdad’ habrá que saber ‘que es la verdad’ no vaya a ser que luego no me guste.

Hoy no voy a consultar los diccionarios, ni a la Internet. Hay un recurso que las máquinas nos facilitan y nos resuelven en cuestión de segundos: Voy a mi refranero particular de 3000 frases y saco las que contengan la palabra ‘Verdad’ y esto es lo que sale:


  1. Boca de verdades, temida en todas partes.

  2. Burlas verdaderas, peores son que agrias veras.

  3. Cien refranes, cien verdades.

  4. Cuando se pelean las comadres, salen a relucir las verdades.

  5. De broma en broma, la verdad se asoma.

  6. De la mentira viven muchos, de la verdad, casi ninguno.

  7. Decir refranes, es decir verdades.

  8. El amor primero es el único verdadero.

  9. El capitán verdadero embarca el primero y desembarca el postrero.

  10. El cerebro es embustero; el corazón verdadero.

  11. El espejo y la amistad siempre dicen la verdad.

  12. El que dice la verdad, ni peca ni miente.

  13. El que dice verdades a medias, dice mentiras a puños.

  14. El que miente es adorado, el que dice la verdad, ahorcado.

  15. En cada refrán tienes una verdad.

  16. Entre los amores verdaderos, el más fino es el primero.

  17. La mentira anda con muletas, y la verdad sin ellas.

  18. Mal me quieren mis comadres porque digo las verdades.

  19. Quien a decir agrias verdades se pone, agrias verdades oye.

  20. Si dices las verdades, pierdes las amistades.

  21. Siempre ayuda la verdad.

  22. Un zapatero, un sastre y un barbero, tres personas distintas y ninguno es verdadero.

  23. Zozobra la verdad, más nunca ahogada la verás.


Lo que me temía. Por un lado: La verdad es una cosa que sirve para perder las amistades(20), para que las comadres te malquieran(18), para malvivir(6), para hundirte con el barco(9), para ser temido(1) y para que te ahorquen(14). Malas perspectivas.

Por otro: Parece que van saliendo con las bromas poco a poco(5), que están en los refranes(3, 7, 15), en el amor primero(8, 16), en el corazón(10) y en la amistad(11)

Pero debe ser algo inestable porque siempre zozobra, no la tienen ni el zapatero, ni el sastre ni el barbero; es una cosa que si no es completa no sirve(13, 17) y aunque sirviera, no siempre parece ser agradable(19).

Gracias a que es el refranero quien lo dice; de lo contrario ya estaríamos acusando al autor de prepotente, sabihondo y engreído. Si alguien supiera ‘lo que es la verdad’, sabría ‘la verdad’. Por lo menos alguna verdad.

Si identificamos ‘lo verdadero’ con, lo más científico, ‘lo cierto’ podríamos establecer una definición incuestionable: Lo verdadero es lo que se verifica; lo no verdadero (lo falso) es lo que no se verifica. Una luz encendida es una luz verdaderamente encendida; luna luz no encendida (apagada) es una luz verdaderamente apagada. Y si mentira es ‘no verdad’, entonces una ‘luz encendida’ es una mentira cuando la luz está apagada y viceversa. Pero como por el refranero sabemos que la verdad es más un tema de corazón que de cerebro, habíamos de concluir que la luz esta apagada cuando ‘nosotros sentimos’ que la luz está apagada; bien sea porque no la vemos, bien, porque hemos cerrado los ojos, bien porque estamos de un humor de perros y la ignoramos.

Por tanto, la verdad no es lo que se verifica, sino lo que detectamos que se verifica. Esto tiene todo el aspecto de ser una falacia. Una verdad subjetiva. Y sin embargo es la única verdad que podemos alcanzar. Y si es así, mejor será que lo consideremos así, porque si nó estamos negándonos. Mintiendo. O como dice el refranero: “El que dice verdades a medias, dice mentiras a puños.” Por eso para conocer la realidad física se inventó el PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN de Heisemberg : Nunca vas a conocer la verdad al 100%, porque al intentar ser muy preciso has de medir (observar: iluminar, por ejemplo), y al medir estas incidiendo (modificando) el objeto observado.

La Física cambió con esta visión de las cosas (Mecánica Cuántica), pero no parece haber llegado a la Filosofía y mucho menos a la Política y a la Sociedad: Nunca, nadie va a estar en posesión del 100% de la verdad; habrá cosas en que nos aproximemos; e incluso estemos casi en lo cierto y muchas otras en que no lleguemos ni al 1% en veracidad. Como promedio, que es lo que se valora en temas complejos, subir por encima del 50% es un buen ratio; un aprobado. Superar esa cota debería ser un buen objetivo.

Por ejemplo. Un ateo podría pensar que los fundamentalistas no aciertan ni una: se inventan un dios, lo personalizan, se creen historias que jamás han sucedido y actúan y adoctrinan a los suyos como si la suya fuera la única verdad. El fundamentalista piensa del ateo que nunca alcanzará la verdad, porque la verdad solo se halla en los textos escritos legados de los antepasados y tras muchos años de verificación y validación. Irreconciliables. Si el ateo considerara que el fundamentalista podría tener algún porcentaje de aciertos y este lo mismo con relación al ateo, la negociación sería posible.

Lo mismo pasaría entre el PP y ETA, entre los monárquicos y los republicanos; entre los nacionalistas y los centralistas; e inclusive entre Bush y BinLaden. Aunque para estos últimos habría que aplazar el fin definitivo de la pena de muerte, hasta que se les aplicara a ellos de la misma manera, con la misma justicia y los mismos argumentos, que ellos han utilizado para sancionar a los demás.

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