lunes, marzo 20, 2006

Recetas para incitar a la lectura

Antonio Tejero Aparicio propone una receta para estimular la lectura:


“Receta nº 1: Ensalada de Escuela y Lectura
Ingredientes:

  1. Pensamiento narrativo (como otra forma de conocer el mundo y estructurar en la mente la experiencia en relación con las gentes y sus relaciones).

  2. Todo tipo de texto: literarios, científicos, periodísticos, instruccionales, humorísticos, publicitarios...).
Preparación

  1. Propiciar experiencias lectoras múltiples en todo momento y circunstancia (en voz alta, en silencio, individual, colectiva, por placer, para hacer una tarea, compartir lecturas, expresar opiniones sobre libros y lecturas…)

  2. Considerar la lectura como una asignatura transversal en todas las áreas, a los maestros más que instructores, maestros de lectura y a los alumnos más que como alumnos, aprendices de lectores.

  3. Tomar las Literatura Infantil y Juvenil como punto de partida para despertar y reforzar el hábito lector

  4. Estimular el hábito de la lectura de forma continuada a lo largo del itinerario lector, que sería el que se indica: Narración Oral - Lectura en voz alta - Lecturas compartidas - Lectura individual

  5. Ofrecer tiempos y espacios para la lectura.

  6. La escuela tiene el papel principal en la promoción de la lectura, pero sólo podrá llevarlo a cabo si cuenta con la complicidad de la familia.”
En mi opinión es un plato demasiado tradicional. A mí me recuerda al cocido de garbanzos. De pequeño no me gustaba nada y ahora lo disfruto desde la sopa hasta la última semilla, pasando por la chicha y el tocinillo.

En mi estómago se ha debido verificar alguna trasformación para que ese cambio radical haya tendido efecto.

Yo me sé otra receta. Las “Pastas piratas a la plagio-serie” que podrían adaptarse mejor al soma juvenil e infantil, pero son un poco más caras:

Ingredientes:

  • Ordenador.

  • Conexión a Internet.

  • Procesador de texto.

  • Imaginación.

Preparación:


  1. Buscar un relato corto en Internet de un autor clásico (no más de 50 páginas)

  2. Copiar y pegar en el procesador de texto.

  3. Cambiar el nombre de los personajes a protagonistas reales conocidos o familiares.

  4. Introducir elementos actuales en la narración: Ordenador, móvil, automóvil, televisión.

  5. Dar sentido y credibilidad a cada uno de los párrafos.

  6. Presentar en la red en foro y/o en clase a debate.

Alguien puede acusarme de sacrilegio monstruoso y violador de la obra clásica. Pero yo tengo la convicción de que esta receta se digiere bien y aporta calorías, proteínas y minerales imprescindibles para el desarrollo. Necesarias para el aprendizaje y la asunción de la narrativa como elementos de nuestra propia naturaleza.

Esta claro que habrá muchas mejores recetas, pero esta es la mía y me viene a la cabeza porque con los años, cuando sobrepasas la barrera de los 50, o la cresta de la campana de Gaus, te das cuenta de que ni siquiera alcanzas a tener la capacidad de leer uno sólo de los infinitos relatos (un debate en un foro, por ejemplo) que se escriben en el mundo... Información que se genera constantemente, sin parar e incrementandose exponencialmente; información básica e información agregada, relatos simples y realtos de muy alto nivel. Te encuentras, entonces, con que has de improvisar unos criterios propios que nunca has adquirido en la escuela. Criterios para filtrar, seleccionar, rebuscar, encontrar y asimilar aquello que, tampoco tienes muy claro, puede ser lo más adecuado para una educación, que ya no necesitas, o un respaldo a unas teorías y postulados que puedan servir para otros en el futuro.





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