miércoles, octubre 19, 2005

Querer ser libre es querer que los demás lo sean



Lo he leído en la estación de metro del Campo de las Naciones. No lo he encontrado en Internet, ni lo he visto en ningún otro sitio.

Es una frase que gusta, pero creo que es contradictoria. Se es más o menos libre en función de la capacidad de poseer y de disponer de los recursos y las voluntades de otros. Por eso el liberalismo tradicional no parece sino defender la libertad de unos cuantos a costa de los demás. Eso no debería ser la libertad que andamos buscando.

¿Es posible ser libre y que los demás también lo sean?

  • Yo BALSERO quiero llegar a la costa española sin trabas ni cortapisas. Entrar con el mismo derecho que el que ha nacido dentro del país afortunado.
  • Yo SUBSAHARIANO quiero atravesar la valla sin cortarme con la concertina.
  • Yo MEXICANO quiero pasar a Estados Unidos con la misma libertad que los colonos europeos han estado entrando en Texas y Nuevo Méjico.

En resumen, si lo que dice la pintada del Campo de las Naciones es cierto, entonces nadie es libre. La pintada debería decir:

PARA QUE YO SEA LIBRE ALGUIEN TIENE QUE DEJAR DE SERLO.

Para solucionar el problema habría que compartir los recursos, tanto si son excedentarios como si no lo son. Habría que distribuir bienes y posesiones y cuando son escasos o no se quiera llegar al igualitarismo se podrían repartir por periodos de tiempo. Por ejemplo: Este año me toca ser millonario; al año que viene debería ser balsero. Este año va a ser sabático para mi; el año que viene tendré que ser proletario.

Un año libre, otro de servicio. Un año rico, otro pobre. Un año sub-sahariano, otro europeo. Uno mejicano, otro gringo. Y así sucesivamente....La vida así adquiriría sentido, se la disfrutaría con más intensidad y se la llegaría a conocer con toda su crudeza y amplitud.

Nuestra existencia seria más auténtica y más real. La vida ya es de por sí pura irrealidad; no tenemos ni idea de lo que es, para qué sirve ni lo que pintamos en ella. Y para colmo fomentamos la inconsciencia de no querer saberlo. Vamos a lo nuestro. Cada cual a lo suyo y allá se las apañen los demás con sus problemas. Más privilegios aún. Más dinero aunque nos sobre.... Mayor discriminación contra los desfavorecidos.

NO SE ENTIENDE.

¿ALGUIEN PUEDE ENTENDER que ese mismo comportamiento se de, también, entre ideologías que se hacen pasar por IZQUIERDAS? Buscaremos ejemplos en internet y los pondremos aquí. Este Blog va a ser productivo para desenmascarar falsos abogados sociales y defensores de élites sectarias.

  • Acabo de encontrar un ejemplo. Vamos a analizarlo:

    “Y es ahora cuando este voto rebosa toda la dignidad heredada. Otros también tendrán su dignidad, pero no es la misma. No es la tuya. No nos identificamos en ellos. Ha tenido que ser un pequeño partido llamado Partido Comunista de las Tierras Vascas el que recoge tu voto en herencia. Un voto que ha recorrido tres generaciones y media península para volver al sitio donde empezó todo: A la lucha por el respeto a las personas y los pueblos, a poder vivir en paz siendo lo que uno siente que es. Sé que es este un discurso sentimental basado en el simbolismo de un nombre. Pero tenía que decirlo porque, si no, reviento. Va por ti, abuelo, en tierras vascas.
    Jon Maia”

¿Curioso verdad?. Un partido de izquierda hablando de ‘dignidad heredada’, ‘herencia’, ‘generaciones’. El redactor ha reventado al fin. No podía contener esa carga elitista sentimental sensiblera de ser quien es y de haber nacido donde ha nacido. Le ha faltado lo del ‘orgullo’ pero no lo del sentimiento en ‘que uno siente que es’. Al final siempre se delatan. Esa máscara izquierdista es un escudo protector, un castillo a modo de fortaleza medieval para proteger sólo a los ‘suyos’ y nada más que a los ‘suyos’. El resto somos negros, mestizos, españoles o africanos o yanquis. ¿Que más da?. Son otra cosa. Otra especie. Otras razas. Y allá ellos con sus problemas.

Es una paradoja que yo no entiendo. Una contradicción intrínseca de lo que se da en llamar izquierda nacionalista. Yo solo puedo entender una izquierda internacionalista defensora de los derechos humanos sin distinción de país, raza, color y cultura…

[Aquí cortamos para no incluir confesión, religión o política, porque de esto ya si empezamos a ser culpables. Nadie es culpable de haber nacido, ni de donde ha nacido, ni de su color o raza; empieza a tener responsabilidad en su cultura aunque sea víctima de ella; pero empieza a perder coartada y justificación cuando tiene libertad de decisión en religión, política, filosofía, modo de pensar y formas de comportamiento. La cultura está en la frontera de lo heredado y lo que se puede cambiar. No se es culpable del idioma heredado, de las posesiones y riquezas familiares, de las costumbres; pero a la vez eres victima de ellas o privilegiado por tenerlas y puedes contribuir e influir en su cambio. ]

Sigo pensando que la Libertad, como la Riqueza, es una tarta que hay que repartir. Si comes demasiado estas comiendo tarta de los demás. Mientras unos se sacian de libertad, otros arriesgan su vida en una patera o contra un muro para conseguir unas migajas. ¡Que locura de izquierda! ¡Pedir crear barreras y separaciones; más privilegios y competencias para los “suyos”! ¡Eso no es internacionalismo proletario! Es chovinismo, sectarismo, elitismo, nacionalismo, exclusivismo, favoritismo, parcialidad, privilegio, patriotería, xenofobia, intolerancia, intransigencia y arbitrariedad.


Aradino.

No hay comentarios: