sábado, noviembre 26, 2005

Medir el grado de desarrollo de una sociedad por el número de personas que saben programar.

He encontrado en el Diccionario estadístico el concepto de tasa de analfabetismo como Cociente entre el número de personas analfabetas de 10 años y más y el total de la población de 10 años y más por cien. He visto que existe un montón de magnitudes relacionadas, como la Tasa neta de escolarización, Grado de salud y Bienestar material, de Educación, de Erradicación de la pobreza, de Ingresos y gastos, de Recursos económicos, de Expansión del empleo, de Trabajo, de Integración social, de Vivienda, etc. que podrían valer para medir el grado de progreso o de evolución de una sociedad moderna. También se consideran otras como el número de aparatos de radio, el número de coches, la renta per cápita… cientos y miles de índices que, en definitiva, pretenden algo parecido. Pero no he encontrado ninguno que considere la variable número de personas que saben programar, que para mi podría ser más significativa que el resto.

¿Por qué fue tan importante el número de personas con capacidad de leer y escribir?. Porque la escritura es una barrera que separa la Historia de la Prehistoria. Separa a los que saben comunicarse sólo con los de su tiempo de los que saben comunicarse con gente de otras épocas: leer del pasado y escribir para el futuro. Escribir es crear información para la Historia, que es un registro de datos, hechos y conocimientos de las culturas.

¿Por qué es tan importante saber programar? Porque la programación es la transferencia de saber a la máquina como elemento primordial de la Sociedad del Conocimiento, en un idioma universal común para personas, máquinas e instituciones. Programar es creación de nuevas estructuras lógicas y de conocimientos para la Sociedad Universal que estamos haciendo entre todos.

Entre los 5197 conceptos que pone a disposición del mencionado diccionario no hemos encontrado el que proponemos.

¿Por qué es importante este conocimiento o capacidad de saber programar y no cualquiera de los otros índices: Número de titulados medios, superiores…, saber técnicas de aeromodelismo, carnét de conducir, dominio de las matemáticas… ¿Por qué este concepto rompe con los demás? Y, si es tan importante, ¿por qué no se impone como asignatura básica en las escuelas?

No lo se, es la respuesta a la última pregunta. Tal vez con el tiempo se reconsidere su importancia.

Con respecto a la primera, solo quiero resumir mi experiencia de los días que he tenido contacto con la actividad y vivencia de este fenómeno. Ahora no programo apenas: analizo, planifico o propongo una programación que otros hacen y hablo con las máquinas mediante el uso de programas acabados: procesadores de texto, buscadores, hojas de cálculo, aplicaciones a medida y otros productos. Existe algo así como un gremio de programadores, mal pagados y no suficientemente valorados que hacen funciones análogas a los escribanos de épocas pasadas en que el señor mandamás era analfabeto y tenía su cohorte de villanos y titiriteros que le escribían y le leían o representaban las obras redactadas por otros. Ese señor despreciaba e infravaloraba la profesión.

Ahora sucede algo parecido con respecto al programador, aunque se pueda pensar vayan a ser las propias máquinas las que acaben realizando esas las funciones: Un día las enseñaremos a hacer programas y en lo sucesivo este trabajo tan prosaico lo podrán hacer ellas partiendo de unas mínimas instrucciones que le demos los humanos. Claro. Pero hay que saber que 'dar esas mínimas instrucciones’ es justamente la programar; digitalizar el conocimiento.

Bien, no necesitamos conocer el lenguaje de las máquinas; podemos, incluso, enseñarles nuestros idiomas, pero la 'idea a plasmar' es nuestra y esa plasmación es la programación traducida a términos susceptibles de ser interpretados por la máquina para su ejecución.

Puede que cada día el lenguaje que entiende la máquina sea más similar al humano, pero, aún así, al ser cada día más compleja la máquina y 'saber hacer' más cosas, el número de instrucciones necesarias para la comunicación no deja de crecer exponencialmente. Se complica. Crecen las posibilidades de acción e interacción, el número de instrucciones, las funciones a realizar y el número de caminos para hacer lo mismo.

Os propongo un ejercicio al respecto. Necesito que me hagáis unas ‘paparrachas a la lagartijana en la hontera para este fin de semana’.

Espero respuestas.

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